Primer
trimestre de embarazo
Todo el
embarazo es una revolución, pero el primero es tremendo. Primer trimestre del
primer embarazo, menudo cóctel. Antes de recordar mis primeras semanas quiero exponer:
- Cada mujer es única
- Cada cuerpo es distinto
- Cada síntoma varía
- Ningún embarazo es igual a otro
- Cada historia merece ser compartida
Foto: Lucia Carrasquero |
Mi experiencia comienza físicamente muy relajada pero emocionalmente con mucho alboroto. Mis padres regresaban a Venezuela, el papá de Bodoque tenía un buen lío personal por resolver, yo tenía que dejar de cobijarme en Prozac, dejar de fumar, no contarle a nadie que estaba en estado (Siempre he pensado que la noticia debe hacerse pública después del primer trimestre, igual que cuando vas a viajar, a estudiar o te ganas la lotería) y sobre todo, comenzar a tomar decisiones responsables. Ya no estaba sola.
Unas de las
cosas más odiosas son las primeras visitas a los médicos, sobre todo porque es
España suelen ser engorrosas a través de la Seguridad Social y si no eres
español y no conoces el sistema, peor. Para ese entonces, tenía Sanitas, un
seguro médico privado y mientras me decantaba por quien ofrecía los mejores
cuidados iba a la par con los dos.
En la
seguridad social lo primero es el médico de familia o de cabecera, que como
nunca me cambié de domicilio (padrón) me tocó ir al quinto pino. Un encuentro
breve, cita para analítica de sangre y pis, un folletico con los primeros
cuidados y programar visita a la ginecóloga.
No comas jamón,
no hagas esfuerzos, pero si fumas no lo dejes de golpe que le generas ansiedad
al bebé. ¿Perdona? Tres cosas, no hay problema, puedo vivir nueve meses sin el
glorioso embutido, lo de los esfuerzos pues mira, trabajo en una tienda y cargo
cajas con peso y lo de fumar… prefiero mil veces que el bebé se estrese, pero
no meterle ni un gramo de nicotina más. Soy fumadora, de hecho, volví a fumar
socialmente cuando Bodoque cumplió seis meses, pero tengo que decir que me
parece un crimen fumar durante el embarazo, nada más tendríamos que ponernos en
el lugar del cigotín.
Mi analítica
normal. El hierro un poco bajo así que me hinché a espinacas, lentejas e hígado
y YODOCEFOL, medicamento por excelencia durante el embarazo. En este enlace pueden leer el prospecto.
La visita al
ginecólogo de Sanitas fue de antología, recuerdo que salí llorando inmersa en
la primera “fetodepre”. El doctor de turno que lastimosamente me vio en el
gabinete ginecológico del hospital la Moraleja me dijo: “tienes muy pocas
semanas, así que puede ser un feto o un tumor”. Definitivamente, existen
“médicos” que además de faltar al juramento hipocrático tienen calidad humana
menos cero. Lástima que olvidé su nombre.
Esto es una
lotería. Empieza la búsqueda del profesional.
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