miércoles, 18 de enero de 2017

Bodoque endurece la tripita de mamá

El embarazo y el trabajo

Pese a que adelgacé muchísimo durante el primer trimestre de embarazo, la tripilla se comenzó a pronunciar muy pronto. Bodoque es un niño bastante social, lógico que desde el mes dos ya quisiera saludar a todo el mundo.

Notifiqué en el trabajo que estaba embarazada. Lo recuerdo en positivo porque tuve la suerte de tener una jefaza, cariñosa y comprensiva, uno de esos seres humanos en vías de extinción. Hasta el sol de hoy le agradezco infinitamente su apoyo incondicional, ya que se por otras mamás que muchos embarazos en el terreno laboral no son bien recibidos.



Trabajo y embarazo


Con más suerte aún, una de mis compis, quien me asesoró muchísimo, con el tema de altas, bajas y demás burocracias, también estaba en estado ¡es que los veranos en España pueden ser sinónimo de fertilidad! Y nuestros peques nacieron con un mes de diferencia. Valga la publicidad, ella se llama María y borda con amor, así que si tienen un regalo pendiente no duden en visitar su página en Facebook Los Baberos de la Tía María.


Pues nada. Trabajo en una tienda de tecnología en la estación de trenes de Atocha, en turnos rotativos de 7:00am a 3:00pm, descanso tres días y vuelvo de 2:00pm a 10:00pm – descanso cuatro – Es decir, no existe una rutina en mi vida, nunca ha existido, pero es que ahora estoy embarazada.


El primer contacto con incompatibilidad

Desde un principio odié mis horarios de trabajo, sobre todo porque nunca me permitieron realizar ninguna actividad en paralelo. Estudiar alemán, francés, practicar Yoga o bailar, fue durante cuatro años una ambición fuera de mi alcance.

Aquí un punto importante. Cuando enfaticé que ningún embarazo es igual a otro, uno de los escenarios más relevantes es tu situación emocional/profesional. No es lo mismo una barriga que crece con una rutina calmada que con un ajetreo constante, ni la que se desarrolla con una situación de pareja y/o vivienda estable que la que no.

Físicamente, lo peor fue madrugar (5:30am) durante los dos primeros meses y el peso de la barriga en el penúltimo. Ni el café ni la Coca-cola desaparecieron de mi dieta, es más, creo que aumenté sus dosis en cantidades industriales para no dormirme en el mostrador.

Con esta rotación, cuidar de la barriga fue sumamente complicado. Me costaba llevar una rutina de sueño y una alimentación sana, porque una semana mi desayuno se convertía en comida y la siguiente la comida se transformaba en cena.

Sentí que mi embarazo era incompatible con mis horarios de trabajo. Que no estaba llevando una gestación plena, pero aun así continuamos hasta el octavo mes.


“Soy afortunad@, nada me ha sido fácil” Sigmund Freud.

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